lunes, 24 de octubre de 2011

Crónica Laboral

El vacío de un lunes sin sorpresas, la recorrida por los mails en los que no entra nada de nada, sólo el marketing que se acuerda de vos. Prender la radio de la sala de espera y que vaya subiendo de a poco la luz miserable que entra como puede, de rebote en las paredes que forman el pulmón de un edificio viejo. Aspen, siempre Aspen 102.3, porque no se sobrevive a una mañana con Ricky Martin y Juanes. Está la satisfacción de que ya esté todo hecho, nomás faltan los protagonistas y el día empezó, pero hay una nota amarga que viene de atrás de la lengua y seguro tenga que ver con lo difícil que es digerir los domingos como este último, puro pastas, resaca y a votar.

Es como si nada hubiese pasado, como si no ocurriera la Historia. Podría ser cualquier momento, podría ser un consultorio en agosto de 1997, en Montevideo. El tiempo total, el de las grandes cosas y personas no impacta en los tiempitos particulares de cada crisis de angustia, brotes psicóticos o simples neurosis boludas que atraen a la clase media y alta a atenderse acá. Muestra de eso es que nadie pregunte o siquiera ironice un mínimo acerca de la elección de ayer. Tal vez sea la vergüenza de haber votado el mal menor, o algo así, que le dicen.

Los muchachos que están refaccionando el tercer piso no creen en el psicoanálisis, claramente. Trajeron algo así como una sierra eléctrica para cortar paredes, porque el ruido hace que tiemble todo y que yo envidie a los que trabajan en Aeroparque al lado de las turbinas. Los bonos de atención pendientes sobre el escritorio miran de reojo, no entendiendo muy bien la inoperancia de las manos.

Suena el teléfono una vez y no levanto el inalámbrico. Por el timbrazo sé que no es para mí. Es la gente desesperada, pacientes que no pueden venir, que se quedaron sin medicación, que necesitan que les manden la emergencia a la casa. Se les cae el mundo encima y no atiendo, no es el horario de atención telefónica todavía. 

Tocan el timbre, entra el lunes en una señora de muchos años que no se acuerda el nombre de la doctora a la que va hace meses. Llegó dos días temprano al turno. No, no se puede atender hoy. No, no hay manera señora. La historia clínica la tiene otro doctor, no va a poder verla nadie. Por favor, discúlpeme usted. Hasta luego, suerte.



Welcome my son/Welcome to the Machine


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