sábado, 23 de junio de 2012

Vanity Friday

Le piso un zapato, oso pisarle un zapato a este modelito de publicidad de tarjeta de crédito para jóvenes adinerados y consumistas (yo vendría a estar sólo en el segundo grupo, por desgracia). Me mira con el desprecio de quien combina obsesivamente los colores de todo lo que viste, pero sigo charlando con mamá, muy temprano en el subte.

Se baja mamá en Acoyte y me concentro en el modelito. Es viernes, se impone el casual para luego after. El flequillo se remonta, la barba prolijamente desprolija, como logran hoy las afeitadoras-falo. Saco de terciopelo azul -muy envidiable, para ser sincero-, jeans acostumbrados a la tintorería, zapatos de esos puntiagudos que se usan ahora y me hacen acordar a las Mil y Una Noches. Reloj, relojazo, todo brillantes y detalles.

Eso sí, no andaba. Estaba clavado en las once y media, en ángulo de 180º, y el segundero estaba aburridísimo, harto de ser un maniquí de vidriera. Con qué poco uno puede alegrarse la mañana...

1 comentario:

  1. Claro, desde Carabobo tiene sentido ir hasta Acoyte...

    Estos nobles jóvenes ya no abundan en el tío Sarmiento. Se los tragaron las combis, nuez vehicular de los hijos de vecino del (sector más modelito del) Oeste.

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